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De una sesión

  • Foto del escritor: Christian JimĆ©nez Kanahuaty
    Christian JimƩnez Kanahuaty
  • 18 feb
  • 15 Min. de lectura

Actualizado: 4 jul

Christian JimƩnez Kanahuaty I CUENTO I BOLIVIA


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En De una sesión, el autor nos sumerge en la angustia del poder y sus discursos. La voz narrativa, atrapada en el torbellino de una crisis política, ajusta palabras, borra frases y busca la retórica perfecta para justificar lo injustificable. Entre órdenes y dudas, el texto devela el pulso de la historia, el peso de la ideología y la fragilidad del lenguaje frente a la violencia. A través de un monólogo tenso y vibrante, la obra nos recuerda que la política no solo se ejerce en las calles, sino también en el silencioso acto de escribir y reescribir.

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Anote con cuidado. Es importante que se entienda el mensaje.

ā€œAl pueblo de Bolivia. Estamos pasando las horas mĆ”s amargas de nuestra historia. La democracia se encuentra enclaustrada entre los intereses de los de siempre. No reconocen nuestra existencia y demandan que les devolvamos el poder que desde las urnas nos fue entregado. Desean retroceder el tiempo. Volver sobre nuestras pisadas para que las conquistas que logramos en estos aƱos, sean solo agua pasadaā€.

Eso no se entiende. Mejor borra lo de agua pasada. Es un desliz. Sigue, por favor:

ā€œQue los logros del pasado queden sepultados por la lógica de una moral que solamente oprime y juzga. Es que nosotros sabemos a quĆ© intereses representan. Sabemos lo que desean hacer con nuestro territorio y con la genteā€.

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No, no detente. Tampoco eso estĆ” bien. Antes pueblo y ahora gente. Cuando se es pueblo hay una identidad, una clase, se puede hablar desde la ideologĆ­a, y su contenido todos lo entienden; pero si digo simplemente ā€œgenteā€, nadie entiende, porque la gente, como se suele decir, pueden ser cualquiera, incluso los que nos hacen daƱo. Hay un lĆ­mite para todo y eso no estĆ” bien. Ahora que lo pienso, la gente es un nĆŗmero, una cifra. AsĆ­ que mejor borra lo Ćŗltimo. Anota:

ā€œEl territorio y los pueblos que viven en Ć©l y desarrollan su vida en atención a los designios de la naturaleza. Ellos solamente desean avasallar sus tierras. Quitarles sus derechos. Olvidarse de nuestras promesas y crear un gobierno que sólo los represente. Nosotros no estamos dispuestos a caer en eso una vez mĆ”s. Estamos para defender al pueblo, a las naciones, a las etnias, a todos. No ocultamos que estamos de parte de los pobres, pero son ellos los que ocultan que estĆ”n para defender a los ricos. Ellos son la nueva anti nación. La patria que se niega a reconocer nuestra existenciaā€.

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No. Eso no. SerĆ” mejor poner repĆŗblica en lugar de patria. AsĆ­ se entenderĆ” mejor. La patria es lo que somos todos. Si digo algo asĆ­ los militares y la policĆ­a pueden objetar. Hay que tener cuidado con las palabras. Es bueno que estĆ© usted aquĆ­. AsĆ­ me ayuda a encontrar el mejor modo de poner por escrito todo lo que estoy pensando. Sigamos, por favor. Casi no hay tiempo: ā€œEntonces, hemos recorrido mucho trecho y mucha historia, para que hoy nos volvamos a encontrar frente a movilizaciones golpistas que intentan desestabilizar al gobierno; pero, ante todo, hay que reconocer que ellos desean que sea yo el que me vaya. No soportan mi presencia. No desean que un indio los gobierne. No reconocen que el mundo ya dejó de ser el que los vio nacer. Este presente es diferente. AquĆ­ los indios pueden vivir tranquilamente y consumir lo que quieran y ayudar en la economĆ­a del paĆ­s. AquĆ­ los cholos como ellos dicen, son el motor del desarrollo. Los que trabajan de sol a sol. Los que por unos cuantos pesos se rompen la espalda en el campo, en la zafra, y en todos los lugares donde su mano de obra ayuda a la producción. Ellos, los que siempre nos odiaron, desean que volvamos al tiempo donde esos trabajadores eran sus esclavos y sus empleados. Las mujeres, en cambio, eran seres sin nombre, servĆ­an como amantes circunstanciales a las que se podĆ­a olvidar y desechar. Aquellas mujeres les daban hijos que ellos jamĆ”s reconocieronā€.

No estoy muy seguro de esto último. Quiero decir. Es así. Muchos de mis amigos son hijos de esos patrones, pero ¿usted qué piensa? ¿Es necesario ponerlo en este momento? Dejarlo pasar sería un problema para mí, que conozco esa realidad. Sé que mucha gente no entenderÔ lo que quiero decir. Pero ya se verÔ después. Continuemos:

ā€œEntonces, estamos frente a un momento decisivo. Uno que marcarĆ” con fuego a las siguientes generaciones. Ɖsas que hoy se enfrentan en las calles, las que estĆ”n en las barricadas, en las fogatas haciendo vigilia, defendiendo nuestras instituciones, nuestra democracia y nuestra historia. No podemos abandonar esos sueƱos de ser un paĆ­s grande y libre. Nos liberamos de la injerencia extranjera, pero no podemos caer en la opresión interna ni en el miedo. Y mucho menos en la provocación. DespuĆ©s de todo, lo Ćŗnico que tenemos es la vida y la vida que compartimos con las personas que amamos. Nuestras familias. Los amigos. Los hijos. Los colegas con los que trabajamos. Todos nosotros hacemos un paĆ­s enorme y lleno de color. Lleno de alegrĆ­a, trabajo y esperanzaā€.

Espera. No estoy seguro. Aquí esto estÔ muy lírico. Parece la retórica de alguien que no soy yo. Como si esa voz viniera de otro lado. Yo quiero decir otras cosas, pero me sale esto, ¿cómo hago? ¿Qué debo decir? ¿Qué debo hacer? Dices que tú lo modificarÔs, que lo pulirÔs mientras yo me alisto. Pero si lo haces, no serÔn mis palabras. Antes me serviste muy bien. Ahora es diferente. Todo es distinto, ¿qué no te das cuenta? Hay fuego. Hay balas que atraviesan los muros y matan gente. Hay tanques en la calle porque no tuve mÔs opción. Y vi cómo se quemaron las banderas y se cortaron las insignias de los uniformes. ¿Tú qué dirías? Entonces mejor continuar, por favor y no digas nada mÔs.

ā€œLa emoción seƱores, seƱoras, me gana. Me hace ver mĆ”s allĆ”. TambiĆ©n soy un soƱador. DespuĆ©s de todo, los dioses solamente se ven en pelĆ­culas de culto que ya no se verĆ”n en el nuevo mundo. Al nuevo mundo irĆ”n nuestros hijos. Es una gran utopĆ­a, es cierto; pero sin ellas, no podemos soƱar, no podemos volver posible lo imposible. Y ni siquiera valdrĆ­a la pena que existiera un gobierno. Los gobiernos son transitorios y solamente existen para marcar un momento. Es una transición. Lo importante es lo que estĆ” sucediendo en estos momentos en las calles. Organizamos la resistencia y organizamos la economĆ­a para que todos tengan lo necesario para vivir. Y para que ante los ojos del mundo no seamos vistos como el patio trasero de las grandes potencias. Estamos aquĆ­ para hacerle frente a un poder mayor. Estamos aquĆ­ para decir a pleno pulmón y con toda nuestra sangre, que lo que ellos quieren es establecer un gobierno perpetuo y de factoā€.

Ahora si voy tomando aire. Ahora sí encuentro el tono. No me detengas con llamadas. Las imÔgenes de la televisión las veré después. Esto es mÔs importante:

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ā€œPor ello compatriotas, hombres, mujeres, niƱas, niƱos, ancianos, este es un grito que nos ahoga. El grito de la libertad. Tenemos que librarnos una vez mĆ”s de las cadenas de la opresión y del rencor de clase. El miedo hacia el color de la piel nos trajo hasta aquĆ­. Es Ć©sa nuestra fragilidad, la que nos interpela y nos congela. Vemos todo lo que sucede en las calles y sólo tenemos preguntas que nos duelen. Y aquĆ­ no se trata de la Ley o de un Decreto Supremo. Se trata de algo mĆ”s profundo. AquĆ­ en realidad se trata de una forma de estar en el mundo. De entendernos en nuestra diferencia. Pero tambiĆ©n hay que recordarlo, se trata del modo en que todo lo que tenemos se distribuye desde la ineficiencia. Mucho para los pocos. Poco para los muchos. Ɖsa es la regla que ellos desean imponer. Ɖsa es la regla con la que desean medirnos. Si de ellos dependiera hasta de nuestra sangre beberĆ­an. No estĆ”n contentos Ćŗnicamente con nuestra pobreza. Quieren vernos muertos y enterradosā€.

Ahora sí que estÔ bien. Ahora tengo que buscar la manera de cerrar. De hilar todo. De pensar mÔs allÔ de esta rabia. No entiendes, nunca entenderÔs. Estudiaste en una buena universidad y si no hubiera sido por tu padre vos jamÔs estarías aquí. Pero estÔs y tienes derechos como nosotros, pero no eres nuestro igual. Nunca sufriste ni viste la pobreza a la cara. Tampoco dormiste con frío, acurrucado entre cartones, refugiado en el umbral de alguna casa en plena lluvia. Tampoco comiste las sobras de comida que las comideras del mercado te regalaban al final de la tarde. A tu madre su patrón no la insultó ni humillaron a tu padre solamente por tener las uñas sucias y el pantalón descocido en los bolsillos. Pero eso se acabó. Anota, vamos, sigue, no hay tiempo.

ā€œPor eso es que nos levantamos y por eso es que hoy resistiremos. Somos muchos. Pero no importa el nĆŗmero. Importa lo que tenemos en los corazones, y nuestra historia, nuestro pasado conjurado. EstĆ”bamos a la espera de que todo terminarĆ­a de forma pacĆ­fica, pero nos equivocamos; solamente terminarĆ” cuando nosotros estemos dispuestos a que termine. Únicamente nosotros podremos poner un alto al fuego en todo este enfrentamiento. Podemos dejar que ellos ganen con sus mentiras y sus movilizaciones pagadas; o podemos salir y reclamar nuestro derecho. Defender este proceso y dar un grito al mundo para que sepan que aquĆ­ nadie muere sin defender sus derechos. Podemos decir que aquĆ­ hemos construido un nuevo mundo y las reglas que ellos intentan imponer son contrarias a todo derecho humano; podemos decir que aquĆ­ no hay manera de que nos venzan. Podemos decir todo eso porque nos enaltecen nuestras acciones y nuestra historia. Esta noche, esta semana, sĆ­ somos enemigos. Siento decirlo. Pero es la verdad. No conjugamos las mismas palabras, ni caminamos bajo las mismas banderas. Las nuestras estĆ”n cargadas de paz y trabajo y mejores dĆ­as para todos. Las de ellos traen sangre y rencor. EstĆ”n envueltas en rabia e impotencia. Y sabemos muy bien que asĆ­ no se puede construir un paĆ­s. Me queda pedir a todos los que creemos en un nuevo mundo, no perder esta oportunidad. Este es nuestro momento. Que, si de algo valen nuestras vidas y nuestro bienestar, es ahora cuando tenemos que hacer que valgan la pena. Que toda esa fuerza contenida reviente las cadenas de sus mentiras. No se puede desconocer el deseo del pueblo ni ir contra Ć©l. Tampoco se pueden dar por cerradas las puertas de la historia. Y menos aĆŗn, nos pueden decir, unos cuantos millonarios, que no valemos nada. Para ellos todo se recude a la nada. Piensan que somos esa nada. Puntos suspensivos. Simples fantasmas. Pero sabemos la verdad. Ella estĆ” de nuestro lado. En el pasado curamos nuestras heridas y lo haremos de nuevo. No importa cuĆ”ntas veces tengamos que hacerlo, pero lo haremosā€.

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Ahora. Ha llegado el momento. Debo cerrar. Ir por la reconciliación y llamar a un encuentro para negociar o pedirles que se mantengan en las calles. Decirles que resistan. Que incluso podemos soportar mÔs y que el enfrentamiento caerÔ por su propio peso. Aunque también como usted señala, el conflicto podrÔ sostenerse por semanas. QuizÔ mÔs. La gente es así. Aguanta. Y si meten bala la gente saldrÔ a las calles con mÔs fuerza. Y los militares no dudarÔn. Y todo esto no habrÔ servido de nada.

Es una cosa o la otra. No me adelantĆ© al esperar que ellos fueran la vanguardia de este gobierno. SĆ© que no me equivoco. El pueblo soportarĆ”. Siempre lo hace. Es asĆ­ como todo funciona. Usted que estudió, lo sabe mejor que yo. AsĆ­ que sĆ­, podrĆ© pedirles Ć©se Ćŗltimo favor. La resistencia activa. La fuerza de nuestra voluntad golpeando las calles. El grito de furia recorriendo cada barrio, elevĆ”ndose hasta el cielo para romperlo en un Ćŗnico estruendo. Ninguna bala es mĆ”s fuerte que nuestros pechos. El bronce que nos recubre es el escudo que nos ayuda a estar de pie. Libres, soberanos. Nunca dejaremos de salir a las calles. Y ser millones rodeando las plazas y avenidas. Ɖse es el designio. Al parecer no hay otro rol en la historia para nosotros. Una vez mĆ”s, debemos dar tres pasos al frente.


Solicitada de prensa de Gonzalo SƔnchez de Lozada

En defensa de la democracia

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Bolivianas y bolivianos, queridos compatriotas: Bolivia estĆ” en peligro. Acecha un gran proyecto subversivo, organizado y financiado desde el exterior para destruir la nación boliviana. No va a poder. Las instituciones de la democracia son fuertes, la coalición de gobierno representa dos tercios de los votos de los bolivianos en la Ćŗltima elección y estĆ” unida. La PolicĆ­a Nacional y las Fuerzas Armadas tambiĆ©n estĆ”n unidas alrededor de la democracia y estĆ”n el congreso, el Poder Judicial, las instituciones democrĆ”ticas que estĆ”n fuertes y decididas a perdurar. Es importante decirle a todo el pueblo de Bolivia que yo no voy a renunciar. Yo he tomado muy en serio el mandato que recibĆ­ del pueblo y el juramento que hice ante Dios, la Patria y los Santos Evangelios: de cumplir con la Constitución y de hacer cumplir la Constitución. No es posible que se reemplace la democracia con una dictadura sindical, no es posible que se destruya lo que ha sido algo construido por el pueblo de Bolivia, Ā”quieren barrerlo para crear un nuevo autoritarismo, una nueva dictadura que vaya a enfrentar región con región, clase con clase, etnia con etnia! No lo vamos a permitir, se va a reponer el orden y se va a derrocar a los sediciosos con la tranquilidad y la seguridad y con el respeto a la Constitución, el respeto a los derechos humanos. Vamos a derrotar a la gente que quiere terminar con la democracia boliviana y que quiere eliminar Bolivia y desintegrarla. No lo vamos a permitir y no va a suceder, yo no me voy a ir a ningĆŗn lado. Quiero decirle a Evo, al Mallku y a todos quienes se han unido a traer violencia, sangre a la familia boliviana, que no van a tener Ć©xito. Quiero apelar a todos que vengan y se unan alrededor de su paĆ­s, por el bien de su familia, por el bien de nuestra nación, por el bien de nuestra democracia. La democracia no es inerme, va a perdurar porque es algo que ha durado por siglo y siglos, por milenios; es la mejor forma de convivencia, del dialogo y de la paz y ellos nos quieren traer proyectos de violencia, de odio, de división, de muerte y luto. No van a tener Ć©xito y se va a restablecer el orden, se va a derrotar a los enemigos de la democracia y se va a vivir en paz, con dialogo, para enfrentar y solucionar nuestros problemas. Yo he suscrito el documento ā€œReencuentro entre Bolivianosā€ preparado por la Iglesia; todos los aspectos que dicen que es la justificación de esta violencia, de este movimiento, estĆ”n tratados ahĆ­: revisar la Ley de Hidrocarburos, tener dialogo y debates para hablar si se vende y en quĆ© forma se dispone este recurso que es el gas; tratar la tierra, la democracia, Constituyente; todo estĆ” ahĆ­ y todos estamos dispuestos a discutir y a debatir. El dialogo es el camino del futuro, es el camino de la prosperidad y de la felicidad, pero no va a haber violencia, no van a poder tomar el gobierno de un golpe, en una sedición financiada desde los intereses mĆ”s bajos del mundo para destruir nuestra democracia y para ensangrentar nuestro paĆ­s. Bolivia va a perdurar, Bolivia va a existir, no se va a dividir, va a estar aquĆ­ y nuestra democracia va a florecer y va a ser como dije el otro dĆ­a, un Ć”rbol que no va a dar frutos, nos va a proteger del viento y de la lluvia y que nos van a proteger a nosotros y a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos. Muchas gracias y Dios los bendiga. Dios nos ilumine.

La Paz, 13 de octubre de 2003 (La Razón, 14/10/2003)

Y como siempre, mis cientos de ojos pueden ver lo que nadie mÔs. Lo que se esconde, lo que se oculta y, sin embargo, configura las vidas de las personas, de las millones de almas que un día tragaré con la hermosura de su creación y alimentarÔn mis ansias y mis ruegos. Estaré para siempre conmovida por los hilos del poder que se creen invisibles y olvidaré que, dentro de cientos de años sobre mi piel de cemento, piedra, hierva y agua, se volverÔn a fraguar las mismas intrigas y las recurrentes mentiras. Mis dedos tocan los papeles que se creen inmortales en copias por triplicado y sellos y firmas imponentes y logro dar forma al aire que contamina en las afueras, pues el mercurio se escurre y lo siento ardiente en mi boca, junto a la pus y el sudor de la piel que bajo el sol resiste la arremetida militar. Me convierto, entonces, en un ser como cualquier otro y puedo leer, oler, rasgar y palpar los papeles antes que salgan a la luz brillante de este nuevo sol de octubre al interior de esta primavera paceña. Hojas que necesitan ser impresas, leídas, consultadas, y luego, como siempre, quemadas. Pero tras la impresión de las palabras, de un negro sobre blanco, sufrirÔ la tierra las órdenes presidenciales para que sea sepultado todo mal; para que nunca se sepa que las palabras con membrete dicen mÔs de lo que en verdad se puede decir a viva voz en un mensaje a la nación redactado ante un secretario que se caga en los pantalones a causa de su juventud y su inexperiencia y porque decirle que no al jefe que pone los frijoles sobre la mesa es imposible. Entonces, se fragua el documento de barbarie, primero la floritura del mensaje, la concordia, la paz, el simulacro de hermandad; luego el remate final, la gran verdad. El sello delirante   del poder que no tiene límites y se afianza y se reproduce en cada corazón podrido de latir y que no entiende ni sus propias convicciones. Así, todo se corroe, dejando el rastro de desperdicios con los cuales los otros se alimentarÔn, como termitas y gusanos. Aunque tiempo después, todo parezca parte de una película de horror, como en una feria de vanidades con miles de espejos que nunca reflejan un rostro verdadero, las mÔscaras del poder, del traje hecho a medida y de la voz con micrófono. Como los miles de reflejos de un rostro moreno cuando ingresa dentro de la Vicepresidencia y dirige sus pasos hacia el gran Salón de los Espejos del tercer piso. Para desde ahí decir su verdad, con la seguridad que le da la mentira y el odio. Entonces leo:


Decreto Supremo 27209

Los siguientes artículos son los mÔs trascendentales: Artículo 1: (Emergencia Nacional). DeclÔrese emergencia nacional en todo el territorio de la República para garantizar el normal abastecimiento de combustibles líquidos a la población, a través del resguardo de instalaciones de almacenaje, asegurar el trasporte de combustible por camiones cisternas y otros y la distribución y suministro de estaciones de servicio por el tiempo de hasta noventa días. Artículo 2: (Orden Expresa). En cumplimiento de los artículos 7 y 11 de la Ley 1405 del 30 de diciembre de 1992, se ordena a las Fuerzas Armadas de la Nación hacerse cargo del trasporte en cisternas y otros, resguardar instalaciones de almacenaje, poliductos, estaciones de servicio y todo tipo de infraestructura destinada a garantizar la normal distribución y suministro de combustibles líquidos a la población en el Departamento de La Paz. A tal efecto el Ministerio de Defensa establecerÔ los mecanismos necesarios para su ejecución. Artículo 3: (Garantías). Cualquier daño sobre los bienes y personas que se pudiesen producir como efecto del cumplimiento del objeto del presente decreto supremo, su resarcimiento se encuentra garantizado por el Estado Boliviano. El señor Ministro de Estado, en el despacho de Defensa Nacional queda encargado de la ejecución y cumplimiento del presente decreto supremo. Es dado en el Palacio de Gobierno de la ciudad de La Paz a los once días del mes de octubre del año dos mil tres.

Firmado Gonzalo SƔnchez de Lozada [y el pleno de su gabinete]

Un viejo fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo y otro mÔs viejo aún remonta por todas las américas; el fantasma de nuestras ciudades, de mis hermanas, de aquellas que a veces ni siquiera pueden hablar. Han cambiado con los siglos. Donde hubo pastizales, hoy se levantan edificios inmensos que alimentan la gran maquinaria; en otros tiempos existieron ríos y quebradas, hoy restos y reliquias son resguardadas en museos de capitales de cristal. Como la ciudad que soy puedo nombrar mis calles, hundirme en ellas: Murillo, Colón, Peréz Velazco, Gran Chaco, Ecuador, Riobamba, Ayacucho, Mayor Rocha, Cochabamba, La Paz, Oruro, 16 de julio, Mariscal Santa Cruz, 20 de octubre, Gregorio Reynolds, Crespo, Andreu, Buenos Aires, Siles, Imbabura, Tumusla, 6 de marzo, Al pasar un cometa, Figueroa, J. J. Peréz, Lanza, Camacho, Comercio, Sagarnaga. Calles, muros, aceras. Una ciudad que se construye con la fuerza de mil manos, laberintos de piedra que puedo derrumbar. El laberinto se puede cerrar y atrapar a todos los que gritan en mi interior. Mirar desde lo alto y convertir la roca en lava, la piedra en puñal, y el Ôrbol en destrucción. Todo alimenta la hoguera de mi rabia. El ritmo de mis cicatrices se acelera cuando salen a las calles los manifestantes. Revientan las dinamitas y estallan los petardos. Pronto nada se podrÔ ocultar bajo el sol decadente. Soy sólo una sombra, los restos de una ciudad visible en medio de un crÔter de desolación. Pero nos hacemos mutuamente. Yo a ellos y ellos a mí. Es la danza candente de los siglos de la revolución, de la rebelión, de la sangre minera que marca el tiempo, y yo que grito y me hundo y me descuartizo. Pero sólo termino como recuerdo. Crónica de periódico, silueta en lienzo y eco de un cuento. Ninguno de los dos podría existir sin la ayuda del otro. Mi vida se combina con la tuya y la tuya anida en mi seno; soy una ciudad. Mis calles me protegen y puedo respirar, perdurar. Tú, en cambio, eres simplemente carne y huesos; si te golpean duro, puedes reventar, si te duele día a día, llegas a morir.


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CHRISTIAN JIMƉNEZ KANAHUATY

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Nacido en Bolivia, ha publicado dos novelas, "Invierno" (2010) y "Te odio" (2011), con la Editorial Correveidile. La novela "Familiar" (2019) fue publicada por Editorial 3600. "Paisaje" (Ediciones E1, 2020) y "Cuidar el Fuego" (Editorial Plurinacional del Estado, 2023) son sus mƔs recientes obras.

Ha contribuido con su poesía a varias antologías como "Cambio ClimÔtico, panorama de la joven poesía boliviana" (Fundación Patiño-Bolivia); Tea Party I (Cinosargo editores-Chile), Traductores del silencio (Sanatorio editores-Perú) y Sucia Resistencia (Ed. Groenlandia, España). El pomeario "Moxos" fue publicado el 2023 (Editorial Plural).

Cuentos suyos aparecieron en antologías como "La nueva generación" (Ed. Correveidile-Bolivia, 2012) y "de Imposibilidades posibles" (Editorial Kipus-Bolivia, 2013). "Nuevos Gritos Demenciales, antología del cuento de terror" (Editorial 3600, La Paz, 2011), "Una espuma de música que flota. Antología de cuento Bolivia-Ecuador" (Editorial Jaguar, 2015) y en la revista Intravenosa de Argentina.

Dentro de su obra de no ficción destacan el libro "Ensayos de memoria" (Autodeterminación, 2014), "Bolivia. El campo académico, cultural y artístico 2003-2016" (Autodeterminación, 2017), "Movilización indígena por el poder" (Autodeterminación, 2012), La maquinaria andante (Abya-Yala, 2015) y Distorsiones del colonialismo (Autodeterminación, 2018). Sus últimos trabajos publicados son el ensayo titulado "Roberto Bolaño, una apropiación" (2020).

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