De una sesión
- Christian JimƩnez Kanahuaty
- 18 feb
- 15 Min. de lectura
Actualizado: 4 jul
Christian JimƩnez Kanahuaty I CUENTO I BOLIVIA

En De una sesión, el autor nos sumerge en la angustia del poder y sus discursos. La voz narrativa, atrapada en el torbellino de una crisis polĆtica, ajusta palabras, borra frases y busca la retórica perfecta para justificar lo injustificable. Entre órdenes y dudas, el texto devela el pulso de la historia, el peso de la ideologĆa y la fragilidad del lenguaje frente a la violencia. A travĆ©s de un monólogo tenso y vibrante, la obra nos recuerda que la polĆtica no solo se ejerce en las calles, sino tambiĆ©n en el silencioso acto de escribir y reescribir.

Anote con cuidado. Es importante que se entienda el mensaje.
āAl pueblo de Bolivia. Estamos pasando las horas mĆ”s amargas de nuestra historia. La democracia se encuentra enclaustrada entre los intereses de los de siempre. No reconocen nuestra existencia y demandan que les devolvamos el poder que desde las urnas nos fue entregado. Desean retroceder el tiempo. Volver sobre nuestras pisadas para que las conquistas que logramos en estos aƱos, sean solo agua pasadaā.
Eso no se entiende. Mejor borra lo de agua pasada. Es un desliz. Sigue, por favor:
āQue los logros del pasado queden sepultados por la lógica de una moral que solamente oprime y juzga. Es que nosotros sabemos a quĆ© intereses representan. Sabemos lo que desean hacer con nuestro territorio y con la genteā.
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No, no detente. Tampoco eso estĆ” bien. Antes pueblo y ahora gente. Cuando se es pueblo hay una identidad, una clase, se puede hablar desde la ideologĆa, y su contenido todos lo entienden; pero si digo simplemente āgenteā, nadie entiende, porque la gente, como se suele decir, pueden ser cualquiera, incluso los que nos hacen daƱo. Hay un lĆmite para todo y eso no estĆ” bien. Ahora que lo pienso, la gente es un nĆŗmero, una cifra. AsĆ que mejor borra lo Ćŗltimo. Anota:
āEl territorio y los pueblos que viven en Ć©l y desarrollan su vida en atención a los designios de la naturaleza. Ellos solamente desean avasallar sus tierras. Quitarles sus derechos. Olvidarse de nuestras promesas y crear un gobierno que sólo los represente. Nosotros no estamos dispuestos a caer en eso una vez mĆ”s. Estamos para defender al pueblo, a las naciones, a las etnias, a todos. No ocultamos que estamos de parte de los pobres, pero son ellos los que ocultan que estĆ”n para defender a los ricos. Ellos son la nueva anti nación. La patria que se niega a reconocer nuestra existenciaā.
Ā
No. Eso no. SerĆ” mejor poner repĆŗblica en lugar de patria. AsĆ se entenderĆ” mejor. La patria es lo que somos todos. Si digo algo asĆ los militares y la policĆa pueden objetar. Hay que tener cuidado con las palabras. Es bueno que estĆ© usted aquĆ. AsĆ me ayuda a encontrar el mejor modo de poner por escrito todo lo que estoy pensando. Sigamos, por favor. Casi no hay tiempo: āEntonces, hemos recorrido mucho trecho y mucha historia, para que hoy nos volvamos a encontrar frente a movilizaciones golpistas que intentan desestabilizar al gobierno; pero, ante todo, hay que reconocer que ellos desean que sea yo el que me vaya. No soportan mi presencia. No desean que un indio los gobierne. No reconocen que el mundo ya dejó de ser el que los vio nacer. Este presente es diferente. AquĆ los indios pueden vivir tranquilamente y consumir lo que quieran y ayudar en la economĆa del paĆs. AquĆ los cholos como ellos dicen, son el motor del desarrollo. Los que trabajan de sol a sol. Los que por unos cuantos pesos se rompen la espalda en el campo, en la zafra, y en todos los lugares donde su mano de obra ayuda a la producción. Ellos, los que siempre nos odiaron, desean que volvamos al tiempo donde esos trabajadores eran sus esclavos y sus empleados. Las mujeres, en cambio, eran seres sin nombre, servĆan como amantes circunstanciales a las que se podĆa olvidar y desechar. Aquellas mujeres les daban hijos que ellos jamĆ”s reconocieronā.
No estoy muy seguro de esto Ćŗltimo. Quiero decir. Es asĆ. Muchos de mis amigos son hijos de esos patrones, pero Āæusted quĆ© piensa? ĀæEs necesario ponerlo en este momento? Dejarlo pasar serĆa un problema para mĆ, que conozco esa realidad. SĆ© que mucha gente no entenderĆ” lo que quiero decir. Pero ya se verĆ” despuĆ©s. Continuemos:
āEntonces, estamos frente a un momento decisivo. Uno que marcarĆ” con fuego a las siguientes generaciones. Ćsas que hoy se enfrentan en las calles, las que estĆ”n en las barricadas, en las fogatas haciendo vigilia, defendiendo nuestras instituciones, nuestra democracia y nuestra historia. No podemos abandonar esos sueƱos de ser un paĆs grande y libre. Nos liberamos de la injerencia extranjera, pero no podemos caer en la opresión interna ni en el miedo. Y mucho menos en la provocación. DespuĆ©s de todo, lo Ćŗnico que tenemos es la vida y la vida que compartimos con las personas que amamos. Nuestras familias. Los amigos. Los hijos. Los colegas con los que trabajamos. Todos nosotros hacemos un paĆs enorme y lleno de color. Lleno de alegrĆa, trabajo y esperanzaā.
Espera. No estoy seguro. AquĆ esto estĆ” muy lĆrico. Parece la retórica de alguien que no soy yo. Como si esa voz viniera de otro lado. Yo quiero decir otras cosas, pero me sale esto, Āæcómo hago? ĀæQuĆ© debo decir? ĀæQuĆ© debo hacer? Dices que tĆŗ lo modificarĆ”s, que lo pulirĆ”s mientras yo me alisto. Pero si lo haces, no serĆ”n mis palabras. Antes me serviste muy bien. Ahora es diferente. Todo es distinto, ĀæquĆ© no te das cuenta? Hay fuego. Hay balas que atraviesan los muros y matan gente. Hay tanques en la calle porque no tuve mĆ”s opción. Y vi cómo se quemaron las banderas y se cortaron las insignias de los uniformes. ĀæTĆŗ quĆ© dirĆas? Entonces mejor continuar, por favor y no digas nada mĆ”s.
āLa emoción seƱores, seƱoras, me gana. Me hace ver mĆ”s allĆ”. TambiĆ©n soy un soƱador. DespuĆ©s de todo, los dioses solamente se ven en pelĆculas de culto que ya no se verĆ”n en el nuevo mundo. Al nuevo mundo irĆ”n nuestros hijos. Es una gran utopĆa, es cierto; pero sin ellas, no podemos soƱar, no podemos volver posible lo imposible. Y ni siquiera valdrĆa la pena que existiera un gobierno. Los gobiernos son transitorios y solamente existen para marcar un momento. Es una transición. Lo importante es lo que estĆ” sucediendo en estos momentos en las calles. Organizamos la resistencia y organizamos la economĆa para que todos tengan lo necesario para vivir. Y para que ante los ojos del mundo no seamos vistos como el patio trasero de las grandes potencias. Estamos aquĆ para hacerle frente a un poder mayor. Estamos aquĆ para decir a pleno pulmón y con toda nuestra sangre, que lo que ellos quieren es establecer un gobierno perpetuo y de factoā.
Ahora si voy tomando aire. Ahora sà encuentro el tono. No me detengas con llamadas. Las imÔgenes de la televisión las veré después. Esto es mÔs importante:
Ā
āPor ello compatriotas, hombres, mujeres, niƱas, niƱos, ancianos, este es un grito que nos ahoga. El grito de la libertad. Tenemos que librarnos una vez mĆ”s de las cadenas de la opresión y del rencor de clase. El miedo hacia el color de la piel nos trajo hasta aquĆ. Es Ć©sa nuestra fragilidad, la que nos interpela y nos congela. Vemos todo lo que sucede en las calles y sólo tenemos preguntas que nos duelen. Y aquĆ no se trata de la Ley o de un Decreto Supremo. Se trata de algo mĆ”s profundo. AquĆ en realidad se trata de una forma de estar en el mundo. De entendernos en nuestra diferencia. Pero tambiĆ©n hay que recordarlo, se trata del modo en que todo lo que tenemos se distribuye desde la ineficiencia. Mucho para los pocos. Poco para los muchos. Ćsa es la regla que ellos desean imponer. Ćsa es la regla con la que desean medirnos. Si de ellos dependiera hasta de nuestra sangre beberĆan. No estĆ”n contentos Ćŗnicamente con nuestra pobreza. Quieren vernos muertos y enterradosā.
Ahora sĆ que estĆ” bien. Ahora tengo que buscar la manera de cerrar. De hilar todo. De pensar mĆ”s allĆ” de esta rabia. No entiendes, nunca entenderĆ”s. Estudiaste en una buena universidad y si no hubiera sido por tu padre vos jamĆ”s estarĆas aquĆ. Pero estĆ”s y tienes derechos como nosotros, pero no eres nuestro igual. Nunca sufriste ni viste la pobreza a la cara. Tampoco dormiste con frĆo, acurrucado entre cartones, refugiado en el umbral de alguna casa en plena lluvia. Tampoco comiste las sobras de comida que las comideras del mercado te regalaban al final de la tarde. A tu madre su patrón no la insultó ni humillaron a tu padre solamente por tener las uƱas sucias y el pantalón descocido en los bolsillos. Pero eso se acabó. Anota, vamos, sigue, no hay tiempo.
āPor eso es que nos levantamos y por eso es que hoy resistiremos. Somos muchos. Pero no importa el nĆŗmero. Importa lo que tenemos en los corazones, y nuestra historia, nuestro pasado conjurado. EstĆ”bamos a la espera de que todo terminarĆa de forma pacĆfica, pero nos equivocamos; solamente terminarĆ” cuando nosotros estemos dispuestos a que termine. Ćnicamente nosotros podremos poner un alto al fuego en todo este enfrentamiento. Podemos dejar que ellos ganen con sus mentiras y sus movilizaciones pagadas; o podemos salir y reclamar nuestro derecho. Defender este proceso y dar un grito al mundo para que sepan que aquĆ nadie muere sin defender sus derechos. Podemos decir que aquĆ hemos construido un nuevo mundo y las reglas que ellos intentan imponer son contrarias a todo derecho humano; podemos decir que aquĆ no hay manera de que nos venzan. Podemos decir todo eso porque nos enaltecen nuestras acciones y nuestra historia. Esta noche, esta semana, sĆ somos enemigos. Siento decirlo. Pero es la verdad. No conjugamos las mismas palabras, ni caminamos bajo las mismas banderas. Las nuestras estĆ”n cargadas de paz y trabajo y mejores dĆas para todos. Las de ellos traen sangre y rencor. EstĆ”n envueltas en rabia e impotencia. Y sabemos muy bien que asĆ no se puede construir un paĆs. Me queda pedir a todos los que creemos en un nuevo mundo, no perder esta oportunidad. Este es nuestro momento. Que, si de algo valen nuestras vidas y nuestro bienestar, es ahora cuando tenemos que hacer que valgan la pena. Que toda esa fuerza contenida reviente las cadenas de sus mentiras. No se puede desconocer el deseo del pueblo ni ir contra Ć©l. Tampoco se pueden dar por cerradas las puertas de la historia. Y menos aĆŗn, nos pueden decir, unos cuantos millonarios, que no valemos nada. Para ellos todo se recude a la nada. Piensan que somos esa nada. Puntos suspensivos. Simples fantasmas. Pero sabemos la verdad. Ella estĆ” de nuestro lado. En el pasado curamos nuestras heridas y lo haremos de nuevo. No importa cuĆ”ntas veces tengamos que hacerlo, pero lo haremosā.
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Ahora. Ha llegado el momento. Debo cerrar. Ir por la reconciliación y llamar a un encuentro para negociar o pedirles que se mantengan en las calles. Decirles que resistan. Que incluso podemos soportar mĆ”s y que el enfrentamiento caerĆ” por su propio peso. Aunque tambiĆ©n como usted seƱala, el conflicto podrĆ” sostenerse por semanas. QuizĆ” mĆ”s. La gente es asĆ. Aguanta. Y si meten bala la gente saldrĆ” a las calles con mĆ”s fuerza. Y los militares no dudarĆ”n. Y todo esto no habrĆ” servido de nada.
Es una cosa o la otra. No me adelantĆ© al esperar que ellos fueran la vanguardia de este gobierno. SĆ© que no me equivoco. El pueblo soportarĆ”. Siempre lo hace. Es asĆ como todo funciona. Usted que estudió, lo sabe mejor que yo. AsĆ que sĆ, podrĆ© pedirles Ć©se Ćŗltimo favor. La resistencia activa. La fuerza de nuestra voluntad golpeando las calles. El grito de furia recorriendo cada barrio, elevĆ”ndose hasta el cielo para romperlo en un Ćŗnico estruendo. Ninguna bala es mĆ”s fuerte que nuestros pechos. El bronce que nos recubre es el escudo que nos ayuda a estar de pie. Libres, soberanos. Nunca dejaremos de salir a las calles. Y ser millones rodeando las plazas y avenidas. Ćse es el designio. Al parecer no hay otro rol en la historia para nosotros. Una vez mĆ”s, debemos dar tres pasos al frente.
Solicitada de prensa de Gonzalo SĆ”nchez de Lozada En defensa de la democracia Ā Bolivianas y bolivianos, queridos compatriotas: Bolivia estĆ” en peligro. Acecha un gran proyecto subversivo, organizado y financiado desde el exterior para destruir la nación boliviana. No va a poder. Las instituciones de la democracia son fuertes, la coalición de gobierno representa dos tercios de los votos de los bolivianos en la Ćŗltima elección y estĆ” unida. La PolicĆa Nacional y las Fuerzas Armadas tambiĆ©n estĆ”n unidas alrededor de la democracia y estĆ”n el congreso, el Poder Judicial, las instituciones democrĆ”ticas que estĆ”n fuertes y decididas a perdurar. Es importante decirle a todo el pueblo de Bolivia que yo no voy a renunciar. Yo he tomado muy en serio el mandato que recibĆ del pueblo y el juramento que hice ante Dios, la Patria y los Santos Evangelios: de cumplir con la Constitución y de hacer cumplir la Constitución. No es posible que se reemplace la democracia con una dictadura sindical, no es posible que se destruya lo que ha sido algo construido por el pueblo de Bolivia, Ā”quieren barrerlo para crear un nuevo autoritarismo, una nueva dictadura que vaya a enfrentar región con región, clase con clase, etnia con etnia! No lo vamos a permitir, se va a reponer el orden y se va a derrocar a los sediciosos con la tranquilidad y la seguridad y con el respeto a la Constitución, el respeto a los derechos humanos. Vamos a derrotar a la gente que quiere terminar con la democracia boliviana y que quiere eliminar Bolivia y desintegrarla. No lo vamos a permitir y no va a suceder, yo no me voy a ir a ningĆŗn lado. Quiero decirle a Evo, al Mallku y a todos quienes se han unido a traer violencia, sangre a la familia boliviana, que no van a tener Ć©xito. Quiero apelar a todos que vengan y se unan alrededor de su paĆs, por el bien de su familia, por el bien de nuestra nación, por el bien de nuestra democracia. La democracia no es inerme, va a perdurar porque es algo que ha durado por siglo y siglos, por milenios; es la mejor forma de convivencia, del dialogo y de la paz y ellos nos quieren traer proyectos de violencia, de odio, de división, de muerte y luto. No van a tener Ć©xito y se va a restablecer el orden, se va a derrotar a los enemigos de la democracia y se va a vivir en paz, con dialogo, para enfrentar y solucionar nuestros problemas. Yo he suscrito el documento āReencuentro entre Bolivianosā preparado por la Iglesia; todos los aspectos que dicen que es la justificación de esta violencia, de este movimiento, estĆ”n tratados ahĆ: revisar la Ley de Hidrocarburos, tener dialogo y debates para hablar si se vende y en quĆ© forma se dispone este recurso que es el gas; tratar la tierra, la democracia, Constituyente; todo estĆ” ahĆ y todos estamos dispuestos a discutir y a debatir. El dialogo es el camino del futuro, es el camino de la prosperidad y de la felicidad, pero no va a haber violencia, no van a poder tomar el gobierno de un golpe, en una sedición financiada desde los intereses mĆ”s bajos del mundo para destruir nuestra democracia y para ensangrentar nuestro paĆs. Bolivia va a perdurar, Bolivia va a existir, no se va a dividir, va a estar aquĆ y nuestra democracia va a florecer y va a ser como dije el otro dĆa, un Ć”rbol que no va a dar frutos, nos va a proteger del viento y de la lluvia y que nos van a proteger a nosotros y a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos. Muchas gracias y Dios los bendiga. Dios nos ilumine. La Paz, 13 de octubre de 2003 (La Razón, 14/10/2003) |
Y como siempre, mis cientos de ojos pueden ver lo que nadie mĆ”s. Lo que se esconde, lo que se oculta y, sin embargo, configura las vidas de las personas, de las millones de almas que un dĆa tragarĆ© con la hermosura de su creación y alimentarĆ”n mis ansias y mis ruegos. EstarĆ© para siempre conmovida por los hilos del poder que se creen invisibles y olvidarĆ© que, dentro de cientos de aƱos sobre mi piel de cemento, piedra, hierva y agua, se volverĆ”n a fraguar las mismas intrigas y las recurrentes mentiras. Mis dedos tocan los papeles que se creen inmortales en copias por triplicado y sellos y firmas imponentes y logro dar forma al aire que contamina en las afueras, pues el mercurio se escurre y lo siento ardiente en mi boca, junto a la pus y el sudor de la piel que bajo el sol resiste la arremetida militar. Me convierto, entonces, en un ser como cualquier otro y puedo leer, oler, rasgar y palpar los papeles antes que salgan a la luz brillante de este nuevo sol de octubre al interior de esta primavera paceƱa. Hojas que necesitan ser impresas, leĆdas, consultadas, y luego, como siempre, quemadas. Pero tras la impresión de las palabras, de un negro sobre blanco, sufrirĆ” la tierra las órdenes presidenciales para que sea sepultado todo mal; para que nunca se sepa que las palabras con membrete dicen mĆ”s de lo que en verdad se puede decir a viva voz en un mensaje a la nación redactado ante un secretario que se caga en los pantalones a causa de su juventud y su inexperiencia y porque decirle que no al jefe que pone los frijoles sobre la mesa es imposible. Entonces, se fragua el documento de barbarie, primero la floritura del mensaje, la concordia, la paz, el simulacro de hermandad; luego el remate final, la gran verdad. El sello delirante Ā Ā del poder que no tiene lĆmites y se afianza y se reproduce en cada corazón podrido de latir y que no entiende ni sus propias convicciones. AsĆ, todo se corroe, dejando el rastro de desperdicios con los cuales los otros se alimentarĆ”n, como termitas y gusanos. Aunque tiempo despuĆ©s, todo parezca parte de una pelĆcula de horror, como en una feria de vanidades con miles de espejos que nunca reflejan un rostro verdadero, las mĆ”scaras del poder, del traje hecho a medida y de la voz con micrófono. Como los miles de reflejos de un rostro moreno cuando ingresa dentro de la Vicepresidencia y dirige sus pasos hacia el gran Salón de los Espejos del tercer piso. Para desde ahĆ decir su verdad, con la seguridad que le da la mentira y el odio. Entonces leo:
Decreto Supremo 27209 Los siguientes artĆculos son los mĆ”s trascendentales: ArtĆculo 1: (Emergencia Nacional). DeclĆ”rese emergencia nacional en todo el territorio de la RepĆŗblica para garantizar el normal abastecimiento de combustibles lĆquidos a la población, a travĆ©s del resguardo de instalaciones de almacenaje, asegurar el trasporte de combustible por camiones cisternas y otros y la distribución y suministro de estaciones de servicio por el tiempo de hasta noventa dĆas. ArtĆculo 2: (Orden Expresa). En cumplimiento de los artĆculos 7 y 11 de la Ley 1405 del 30 de diciembre de 1992, se ordena a las Fuerzas Armadas de la Nación hacerse cargo del trasporte en cisternas y otros, resguardar instalaciones de almacenaje, poliductos, estaciones de servicio y todo tipo de infraestructura destinada a garantizar la normal distribución y suministro de combustibles lĆquidos a la población en el Departamento de La Paz. A tal efecto el Ministerio de Defensa establecerĆ” los mecanismos necesarios para su ejecución. ArtĆculo 3: (GarantĆas). Cualquier daƱo sobre los bienes y personas que se pudiesen producir como efecto del cumplimiento del objeto del presente decreto supremo, su resarcimiento se encuentra garantizado por el Estado Boliviano. El seƱor Ministro de Estado, en el despacho de Defensa Nacional queda encargado de la ejecución y cumplimiento del presente decreto supremo. Es dado en el Palacio de Gobierno de la ciudad de La Paz a los once dĆas del mes de octubre del aƱo dos mil tres. Firmado Gonzalo SĆ”nchez de Lozada [y el pleno de su gabinete] |
Un viejo fantasma recorre Europa, el fantasma del comunismo y otro mĆ”s viejo aĆŗn remonta por todas las amĆ©ricas; el fantasma de nuestras ciudades, de mis hermanas, de aquellas que a veces ni siquiera pueden hablar. Han cambiado con los siglos. Donde hubo pastizales, hoy se levantan edificios inmensos que alimentan la gran maquinaria; en otros tiempos existieron rĆos y quebradas, hoy restos y reliquias son resguardadas en museos de capitales de cristal. Como la ciudad que soy puedo nombrar mis calles, hundirme en ellas: Murillo, Colón, PerĆ©z Velazco, Gran Chaco, Ecuador, Riobamba, Ayacucho, Mayor Rocha, Cochabamba, La Paz, Oruro, 16 de julio, Mariscal Santa Cruz, 20 de octubre, Gregorio Reynolds, Crespo, Andreu, Buenos Aires, Siles, Imbabura, Tumusla, 6 de marzo, Al pasar un cometa, Figueroa, J. J. PerĆ©z, Lanza, Camacho, Comercio, Sagarnaga. Calles, muros, aceras. Una ciudad que se construye con la fuerza de mil manos, laberintos de piedra que puedo derrumbar. El laberinto se puede cerrar y atrapar a todos los que gritan en mi interior. Mirar desde lo alto y convertir la roca en lava, la piedra en puƱal, y el Ć”rbol en destrucción. Todo alimenta la hoguera de mi rabia. El ritmo de mis cicatrices se acelera cuando salen a las calles los manifestantes. Revientan las dinamitas y estallan los petardos. Pronto nada se podrĆ” ocultar bajo el sol decadente. Soy sólo una sombra, los restos de una ciudad visible en medio de un crĆ”ter de desolación. Pero nos hacemos mutuamente. Yo a ellos y ellos a mĆ. Es la danza candente de los siglos de la revolución, de la rebelión, de la sangre minera que marca el tiempo, y yo que grito y me hundo y me descuartizo. Pero sólo termino como recuerdo. Crónica de periódico, silueta en lienzo y eco de un cuento. Ninguno de los dos podrĆa existir sin la ayuda del otro. Mi vida se combina con la tuya y la tuya anida en mi seno; soy una ciudad. Mis calles me protegen y puedo respirar, perdurar. TĆŗ, en cambio, eres simplemente carne y huesos; si te golpean duro, puedes reventar, si te duele dĆa a dĆa, llegas a morir.

CHRISTIAN JIMĆNEZ KANAHUATY

Nacido en Bolivia, ha publicado dos novelas, "Invierno" (2010) y "Te odio" (2011), con la Editorial Correveidile. La novela "Familiar" (2019) fue publicada por Editorial 3600. "Paisaje" (Ediciones E1, 2020) y "Cuidar el Fuego" (Editorial Plurinacional del Estado, 2023) son sus mƔs recientes obras.
Ha contribuido con su poesĆa a varias antologĆas como "Cambio ClimĆ”tico, panorama de la joven poesĆa boliviana" (Fundación PatiƱo-Bolivia); Tea Party I (Cinosargo editores-Chile), Traductores del silencio (Sanatorio editores-PerĆŗ) y Sucia Resistencia (Ed. Groenlandia, EspaƱa). El pomeario "Moxos" fue publicado el 2023 (Editorial Plural).
Cuentos suyos aparecieron en antologĆas como "La nueva generación" (Ed. Correveidile-Bolivia, 2012) y "de Imposibilidades posibles" (Editorial Kipus-Bolivia, 2013). "Nuevos Gritos Demenciales, antologĆa del cuento de terror" (Editorial 3600, La Paz, 2011), "Una espuma de mĆŗsica que flota. AntologĆa de cuento Bolivia-Ecuador" (Editorial Jaguar, 2015) y en la revista Intravenosa de Argentina.
Dentro de su obra de no ficción destacan el libro "Ensayos de memoria" (Autodeterminación, 2014), "Bolivia. El campo acadĆ©mico, cultural y artĆstico 2003-2016" (Autodeterminación, 2017), "Movilización indĆgena por el poder" (Autodeterminación, 2012), La maquinaria andante (Abya-Yala, 2015) y Distorsiones del colonialismo (Autodeterminación, 2018). Sus Ćŗltimos trabajos publicados son el ensayo titulado "Roberto BolaƱo, una apropiación" (2020).





