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Seúl, São Paulo: la sutilidad de una explosión o la gran novela breve boliviana

por Ingrid Julián I RESEÑA I ARGENTINA

 

La autora reseña la novela "Seúl, São Paulo" del escritor boliviano Gabriel Mamani Magne. Ingrid Julián destaca algunos de los temas que orientan la obra y que reflejan la realidad boliviana como el militarismo, la misoginia y el mestizaje, entre otros. La aclamada obra ha sido reeditada por Sorojchi Editores en la Argentina, Dum Dum editora en Bolivia y Editorial Periférica en España.


Martín Kohan, en País de guerra, señala que la huella militarista ha trazado gran parte de la historización de la realidad latinoamericana. Lo que pone un antes y un después son las guerras, las revoluciones, etc. Y con ello el autoritarismo en el que degenera gran parte, por no decir toda, experiencia armamentística.


Ese militarismo trastoca incluso la historización de la literatura latinoamericana cuando a mediados del siglo pasado se acuñó el término “boom literario”. La onomatopeya refiere a una explosión, que bien puede venir de un fusil como de una bomba. Cortázar decía que no se sentía satisfecho con el término, y con razón; ¿qué podía haber más contrario a sus ideales que el cañón de un arma?


La respuesta literaria a todo esto ha estado presente desde Vargas Llosa y García Márquez hasta autores más contemporáneos, entre ellos el boliviano Gabriel Mamani Magne (1988), cuya generación no sufrió las dictaduras militares y es heredera de las luchas de las generaciones pasadas. El chileno Alejandro Zambra señala a este tipo de literatura -hablo de la que se gesta a partir de la herencia “democrática” de la generación pasada como “la literatura de los hijos”- un tipo de escritura al que el autoritarismo del siglo pasado le salpica vía hábitos, discursos familiares y narrativas domésticas autoritarias.


Seúl, São Paulo fue publicada originalmente en Bolivia en 2019 y se reeditó en Argentina en 2022 con Sorojchi, una casa editorial de Buenos Aires. El libro tuvo buena recepción de la crítica, ganó el Premio Nacional de Novela de su país y este año ha sido publicado por la editorial española Periférica. La trama cuenta la historia de dos adolescentes que hacen el servicio militar los fines de semana en la Fuerza Aérea de Bolivia, ubicada en la ciudad de El Alto, una urbe vecina de La Paz, la sede de gobierno. El libro toca varios temas, entre ellos, naturalmente, el relacionado a la experiencia adolescente; habla de las búsquedas y temores de una generación con un pie en la realidad y el otro en el mundo virtual.


El narrador, un adolescente de diecisiete años sin nombre, y el primo de este, Tayson, son los protagonistas. El primero es boliviano y el segundo es brasileño, hijo de bolivianos migrantes en San Pablo. En las primeras páginas, notamos la dicotomía en la que se mueve el personaje de Tayson: a veces se siente brasileño, otras veces se siente boliviano. La patria es una abstracción que jamás toca tierra, una idea que el adolescente no termina de entender.


Su infancia fue una batalla constante entre la lengua de sus padres y la lengua de su pasaporte. Mucho portuñol. También algo de aymara. La familia vivía en un barrio de bolivianos, entre tucumanas y pollos a la broaster. Era El Alto en Brasil, cuenta el tío Waldo.

A este dilema se suma la experiencia adolescente de Tayson y el narrador y el sello autoritario que surca la novela: el machismo, el racismo y, claro, la vida militar en la Fuerza Aérea. El militarismo una vez más marca la historia de los latinoamericanos pero a una escala micro: los personajes ya no viven traumas debido a dictaduras sangrientas, sino que experimentan el militarismo en su día a día, algo así como un micro-militarismo presente en los diferentes ámbitos de la vida.


El dilema nacional es abordado desde el turbión identitario de Tayson y desde la mirada de espectador del narrador, quien entiende los códigos nacionalistas bolivianos:


Querían meterle la patria a palazos. Pero Tayson no se dejó. O si se dejó, fue solo un poco. Lo suficiente para memorizar algunas fechas importantes, pero no tanto como para pelearse con un peruano por la paternidad de la zampoña.

Mamani, con una habilidad ya manifiesta en su otra novela (El rehén, 2021), nos traza con sutileza los efectos de un país construido con base en un discurso autoritario y negador de su realidad indígena. En unas declaraciones, el autor señaló que “solo quería contar una historia de dos adolescentes” y que “hablar de racismo en Bolivia es inherente a cualquier historia”. Si bien en Seúl, São Paulo el tema del racismo atraviesa las casi 160 páginas, la obra no se enreda en un rol panfletario o militante. Al mismo tiempo, nunca se aleja del tenor estético que el autor ha sabido exponer en su breve pero interesante obra: un lenguaje directo, fresco y al mismo tiempo poético. No son pocos los pasajes en los que el lector se encuentra con un relato conciso y descarnado para más tarde toparse con metáforas certeras, diálogos ocurrentes o frases que hacen explosión: “Nací un poco en los Andes. Y mis demás partes nacerán en una isla”.


Lo militar es algo omnipresente en la literatura boliviana. Un ejemplo de todo eso es la Guerra del Chaco, que sigue fascinando a los escritores bolivianos desde los años treinta del siglo XX hasta la contemporaneidad. Autores como Wilmer Urrelo, con Hablar con los perros (2011), dan cuenta de que el tema bélico no es un tema resuelto, al menos no para la literatura andina. La obra de Mamani Magne se agarra de la fascinación autoritaria latinoamericana para dibujar la Bolivia del siglo XXI. La migración, el machismo, el racismo son solo unas cuantos de las muchas entradas que Seúl, São Paulo tiene. Esas entradas también son compuertas para entender un país que se autopercibe, muy a pesar de sus propios prejuicios, como plurinacional.


En su brevedad, Seúl, Sao Paulo abarca grandes temas, y en su concisión arroja una prosa prodigiosa. Si Vargas Llosa en La ciudad y los perros retrataba la vida de unos cadetes limeños y así criticaba el autoritarismo peruano, Mamani Magne retrata a los cadetes del otro lado del Titicaca, unos jóvenes que varias décadas después deben lidiar con un autoritarismo similar, aunque con sus propios matices. Seúl, São Paulo se pregunta sobre la bolivianidad y sus grandes dilemas (el militarismo, la misoginia, el nacionalismo, la migración y el mestizaje) y el gran mérito es la respuesta a esa cuestión: un gran vacío que antecede a los dos puntos da la última página, una metáfora quizá del abismo al que el narrador y los millones de bolivianos que viven fuera de sus tierras contemplan a diario.

 

SOBRE LA AUTORA

Nací en Tilcara, Argentina, hace tres décadas y algo más. Soy formada en Letras e hice una maestría en Estudios Latinoamericanos. Enseño literatura, con énfasis en las narrativas fronterizas y la literatura hispanoamericana contemporánea.

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