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Lo pre-destinado

Foto del escritor: Verónica S. Tejerina VargasVerónica S. Tejerina Vargas

Actualizado: 8 ene

Verónica Stella Tejerina VargasI ENSAYO I BOLIVIA

Este texto explora la interacción entre destino y libre albedrío, cuestionando si nuestras vidas son gobernadas por decisiones conscientes o fuerzas predestinadas. Reflexiona sobre cómo las acciones, silencios y encuentros forman parte de un intrincado tejido vital, donde incluso los fracasos pueden ser victorias disfrazadas. Los desvíos, dice la autora, nos conducen inevitablemente hacia lo que nos pertenece por derecho. A través de un lenguaje evocador, invita a abrazar la incertidumbre y confiar en las transformaciones necesarias para alcanzar un propósito único. Es un llamado a enfrentar la vida con valentía, creatividad y profunda introspección.


“El misterio del destino humano es que estamos predestinados, pero que tenemos la libertad de cumplir o no cumplir nuestro destino: la realización de nuestro destino predestinado depende de nosotros. Mientras que los seres inhumanos como la cucaracha realizan todo el ciclo sin desviarse porque no toman decisiones.” (Clarice Lispector. La pasión según G.H.1964)

¿Existe el destino o lo que en realidad sucede es el resultado ineludible de nuestras propias acciones y decisiones, o también de nuestras inacciones y dudas? ¿Será que cada palabra o cada silencio, cada suceso por insignificante que sea, cada persona que llega o se aleja de forma ruidosa o sigilosa es parte esencial del hilo y el tejido de nuestro particular sino, con sus descifrables e indescifrables consecuencias? ¿Podríamos acaso reducir tantas preguntas en una sola respuesta? ¡Todo es obra de las causas y sus efectos; no existe nada más! Aunque, en el fondo, nuestra propia experiencia nos cuestiona esta tajante explicación.


La vida transcurre en un lienzo particular que no está en blanco: éste contiene pistas, mensajes, palabras, silencios, seres y personas que nos acompañan en el descubrimiento al inicio, en la etapa de creación después y en el ocaso al final, construyendo nuestro propio sendero de vida y muerte. Lo cotidiano transcurre entre luchas, esfuerzos, metas y aciertos, pero también inevitables desánimos, derrotas y decepciones. Existen historias diversas: algunas en vertiginoso ascenso, otras transcurren en total penumbra, en tranquilos parajes, o en constantes y desenfrenados carruseles. Más, ¿de qué dependen estos marcados matices? ¿De alguna fuerza externa que mueve los hilos de los caminos a su antojo, capricho o fría determinación? ¿O de la voluntad humana, que se yergue decidida para trascender cualquier obstáculo y cumplir con las metas trazadas?


El ser humano es prisionero de sus propias limitaciones, las cuales lo retan a superarlas. Cada    vida contiene la potencia para emprender nuevos pasos, sobre los cuales se tiene pleno control. Sin embargo, no se tiene el control absoluto, es indiscutible que también nos llegan a la vida desconocidas vías que nos hacen emprender pasos que están predestinados por designio. Así, sin pleno aviso, éstos nos transforman radicalmente, pues esto es lo que nos corresponde por derecho. Aquello que nos busca y encuentra sin realizar extremos esfuerzos o desgastes innecesarios. Aquello que emerge de la nada, aquello que aterriza sin previo aviso o que se nos estrella directamente en la cara.


Ilustración: Verónica Stella Tejerina Vargas

No podemos negar que muchas situaciones ocurren sin razón aparente, sin que tengamos plena consciencia o incidencia en ellas. Muchas piezas, las cuales desconocemos, se van acomodando a distancia y, sin importar el trayecto, nos alcanzan. Sin tan solo imaginarlo se abren paso para llegar hacia nosotros. Posteriormente nos damos cuenta de que estos sucesos nos encaminaron, sin saberlo, hacia las revelaciones que nos permiten encontrar el sentido y la información encriptada de nuestra existencia, observando las profundas causas, no las superficialidades. Incluso, aquellos desaciertos, errores o mal llamados fracasos son abono fértil para el terreno sobre el cual edificamos los cimientos de nuestro destino predestinado. O quizá, todo aquello que llamamos error, en el fondo es un acierto, una victoria encubierta, ya que, como dijo Jean de la Fontain (1621-1695): “A menudo encontramos nuestro destino por los caminos que elegimos para evitarlo.” De igual manera, los desvíos, atajos y evasiones no cambian el resultado final. De alguna u otra forma, lo predestinado escribe sobre renglones quebrados y abismos para llevarnos a nuestra meta personal, aquella que no puede ser imitada o profanada, ya que cada sendero es único, listo a ser descifrado, edificado y reedificado por su portador. Por ende, cada uno juega con las cartas que el destino nos proporciona y las que, con esfuerzo y trabajo, nos vamos labrando.


Empero, las confusiones nos acechan continuamente, nublando la claridad y deteniendo los pasos y decisiones necesarias. En las inevitables pausas, todos anhelamos que lo predestinado toque nuestras puertas y nos aclare la mirada para develarnos el nítido rumbo, con manos amables, colmadas de oportunidades, nuevos encuentros, viajes extraordinarios, trabajos increíbles, amores sanos, amistades leales, preservando a nuestras familias y conservando y potenciando todo lo que ya tenemos. Anhelamos que las manos generosas del universo y sus leyes nos resguarden con ternura y acomoden nuestro tablero para jugar el mejor partido de nuestras vidas, acortándonos las distancias hacia todo lo bueno, lo desprendido, y lo amoroso; hacia todo aquello que nos permita respirar hondo, liberarnos y expandirnos.


Ilustración: Verónica Stella Tejerina Vargas

Finalmente, y luego del cansancio y la inacción, decidimos que, allí donde lo humano obstaculice, esconda, limite o mezquine, la fuerza de nuestro predestinado destino derribe, ilumine, desborde y multiplique, irrumpiendo y retirando todo impedimento del camino. Que lo predestinado nos impulse a elegir con plena convicción. Porque el justo tiempo llega, el tiempo del despertar, el tiempo de las transformaciones. Porque así lo hemos decretado, y ante este poder inquebrantable, lo predestinado también se doblega y se inclina a nuestro favor. Por predestinación llega la acción y la valentía, la destrucción renovadora, aquella que edificará nuestro verdadero destino para convertirnos en lo que somos y debemos llegar a ser, iniciando una metamorfosis trascendental que ni siquiera podemos alcanzar a imaginar. ¡Ya tengo ganas de ver en lo que te convertirás por  decisión tuya y voluntad de tu predestinado destino! ¡Estás predestinada a surcar lejanos cielos, a activar tu profunda mirada y latido, estás predestinada a ser la creación pura y brillar, a rodearte de manos que cuiden, acaricien, nutran y construyan! ¡Ya está hecho!


SOBRE LA AUTORA

Verónica Stella Tejerina Vargas profesional boliviana – nicaragüense, magíster en Educación Intercultural Bilingüe (EIB) del Programa de Formación en Educación Intercultural Bilingüe (PROEIB Andes), en la ciudad de Cochabamba - Bolivia (2013). En esta ciudad obtuvo también su licenciatura en Lingüística aplicada a la enseñanza de lenguas, otorgada por la Universidad Mayor de San Simón (2006). Diplomada en Ciudadanías Interculturales por el Programa para la Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB) (2009), e Interculturalidad y Descolonización por el Instituto Internacional de Integración del Convenio Andrés Bello (IICAB) (2010), ambos en las ciudades de La Paz - Bolivia.


Además de realizar investigaciones en los temas de ciudadanía, interculturalidad y descolonización con pueblos indígenas y movimientos juveniles ha complementado su carrera académica con el de la fotografía y la ilustración artesanal/digital, ya que considera que el arte es poderosa herramienta creativa, generadora de reflexión, incidencia y transformación.

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