Poesía de Sofía Núñez
- Karol Sofía Núñez Bravo
- 7 jun
- 4 Min. de lectura
Karol Sofía Núñez Bravo I POESíA I BOLIVIA

Estos cuatro textos intensos y profundamente emocionales exploran el dolor del amor, la soledad infantil, la búsqueda de sentido y la confrontación con las apariencias. Cada poema despliega una voz íntima y sincera, que dialoga con heridas abiertas y recuerdos persistentes. Con imágenes potentes y sentimientos crudos, la autora transforma experiencias personales en resonancias universales. El amor herido, la ausencia materna, el vacío existencial y las máscaras sociales se entrelazan en esta breve y conmovedora colección, dejando al lector con una mezcla de melancolía y empatía.

MÁSCARAS DE LUJO
A lo lejos, una niña con el aura confusa. Se la ve tranquila, con las piernas cruzadas, tenis negros, un jean ajustado y una simple chompa marrón. Su trenza, gruesa por su abundante cabello, café como el color de sus ojos.
El asiento le recuerda a los de la plaza de su pueblo: misma forma y color, pero diferente lugar; uno con rostros fingidos y bolsos caros, autos de lujo y ropa de marca.
La gente va llegando y ella se va poniendo su máscara, al igual que todos los demás: la misma que dan el día de la inscripción.
El clima frío y nublado no ayuda mucho. Le da un peso más a sus latidos contra el tiempo.
Le llega de pronto un aroma a chocolate. Ella ama el chocolate, pero no hizo nada, ni un solo gesto, ya que ese olor no le era familiar, porque junto con él llegaban las apariencias,los personajes practicados y la felicidad planeada…
Su corazón ya no busca ayuda, no quiere escuchar los mismos consuelos predeterminados. Se hizo la hora de entrar al aula. Se levantó tomando con su mano derecha su bolso de trapos coloridos, dejando, con su última lágrima, un poco más de sus sueños e ilusiones,repitiendo que al final, son solo eso.

SUSURRO DE UN RECUERDO
La vida sigue… ¿Dónde he quedado yo? Busco en todas las pasiones, en los colores cálidos y fríos, en los sabores del mundo, en los olores de la naturaleza, en cada paisaje y sonido. Pregunto en todos los idiomas y simplemente percibo ese espacio en blanco con silencio ensordecedor, que últimamente se ha vuelto mi compañero… ¿Cómo dejé que esto pase? Mi cabeza colapsa de preguntas y, poco a poco, se acaba el pequeño espacio para las contadas respuestas que me susurra alguna piadosa brisa. La demencia ya no puede ser una opción, así que vuelvo a la pregunta inicial…

ANHELO AGOBIANTE
4 a. m., los pies tan fríos que mi cuerpo tiembla sin control, anhelando compañía. El silencio en el cuarto, casi perfectamente acomodado, vuelve una sensación agobiante, acompañada de un no tan recurrente pero consumidor sentimiento de mi niñez. Cinco años, tal vez, proyectando un vano recuerdo…
10 p. m., tarde para una pequeña. Esperando tu llegada, mirando la serie que solo transmitían a esa hora. Con el pesar de sus ojos, se preguntaba: ¿Dónde estará? Realmente, hasta el día de hoy, persiste la pregunta, pero ella solo quería, con todas sus fuerzas, tu regreso, para sentir tu calor —el calor de madre— y saciar su sueño. Ahora solo me queda imaginar tu llegada, tu calidez y tus abrazos en una misma noche fría… Solo que la habitación se ve diferente.

DELIRIO
Vete, lo más lejos que puedas.
Déjame en paz, ya no quiero verte, ni sentirte, ni pensarte.
Abandona mis pensamientos, como lo hiciste conmigo, cobarde.
Me mentiste, me humillaste, me rebajaste a una altura que no conocía; entraste en mí, y
hiciste de mi vida la tuya.
Cómo te odio, amor de mi vida. Y sí, no me seguiré mintiendo: te amo, pero me tienes harta.
Te apareces en mis sueños como si fueras el dueño de cada uno, diciendo tus mentiras
leídas, haciéndome reír como antes, haciendo que mi corazón se sienta amado, sabiendo
que nada de lo que pasaba era real.
Qué dolor pensar en lo que pudimos ser. Tú lo arruinaste mintiendo con tu voz tranquila y tus ojos brillantes, mirándome a los ojos sabiendo que te creía todo. ¿O fui yo al pensar que me amabas de verdad?
Ojalá te olvide. Ojalá mi corazón no reconozca tu mirada cuando te vea y no quiera salir
disparado de mi pecho. Ojalá que un día al año deje de pensarte. Ojalá seas solo un delirio de mi mente.

KAROL SOFÍA NÚÑEZ BRAVO

Nací el 11 de octubre de 2006 en Trinidad, Beni, Bolivia. Tengo 18 años y actualmente estudio Comunicación Estratégica y Corporativa en la Universidad Privada de Santa Cruz de la Sierra.
Viví toda mi niñez y adolescencia en Trinidad, junto a mi madre, Mariangela Bravo Mesa. Realicé toda mi etapa escolar en el colegio privado Christa McAuliffe, donde obtuve el título de bachiller con excelencia, así como el título técnico medio en diseño de páginas web.
Canto ópera, bailo, toco el piano desde 2023, y disfruto escribir poemas y componer canciones. También soy buena para el dibujo.
Soy amante y defensora de los animales. He colaborado en centros de apoyo a mujeres y me identifico como feminista.
Me considero una persona romántica, apasionada y sentimental.
Actualmente vivo sola en la ciudad de Santa Cruz y escribo para aliviar la nostalgia, el dolor y la angustia de mi mente y mi corazón.
Comments