
La población de Ocaña (Colombia) se ganó la fama de valerosa durante las guerras de independencia. De hecho, se dice que el libertador Simón Bolívar elogió a esta población llamándola “brava y libre”. Sin embargo, Ocaña es también sinónimo de letras con nombres como José Eusebio Caro o Luis Tablanca (Enrique Pardo Farelo) que contribuyeron a la literatura colombiana.
El gusto ocañero por las letras continúa hasta nuestros días, con nuevos autores que contribuyen a expandir la literatura del país. Jesús Daniel Ovallos Clavijo es comunicador social, docente de inglés, traductor y corrector de estilo nacido en Ocaña un 3 de mayo de 1990. Jesús recibió un premio por su crónica titulada Norte por contar (2018), además tiene publicado un libro de seis relatos cortos titulado Mártir (Editorial Exilio, 2018). Boca ‘e Loba tuvo la oportunidad de entrevistar a este autor colombiano.
Boca 'e Loba (BL): ¿Cómo te iniciaste en la escritura?
Jesús Ovallos (JO): Creo que fue una pasión innata. Ya desde pequeño disfrutaba los pequeños párrafos que explicaban los orígenes de los monstruos que salían en unas laminitas de un helado colombiano, la paleta Drácula. Yo era feliz leyendo esas pequeñísimas historias. Cuando estuve más grande, me dedicaba con un primo a dibujar nuestros propios monstruos y a escribir sus orígenes; luego, cuando cumplí diez años, en mi casa compraron un computador y empecé a escribir las historias en word y a ilustrarlas en Paint. Creo que en el génesis de mi escritura la fascinación por lo sobrenatural tuvo una influencia determinante.
BL: Libro digital o libro impreso ¿Cual prefieres? ¿Por qué?
JO: Me quedo con el impreso, el encanto de pasar las hojas, olerlas, rayar el libro y anotarlo es un placer que las pantallas no me dan todavía. Además, las luces de las pantallas me cansan mucho.
BL: Dinos dos obras que no deberían faltar en nuestra biblioteca.
Es muy difícil escoger solo dos. Así que además de los grandes clásicos de la literatura, diría que dos neoclásicos colombianos, La carroza de Bolívar de Evelio Rosero, mi escritor colombiano favorito, y La Cuadra, de mi amigo Gilmer Mesa. Son relatos que además de ser increíblemente amenos reflejan aspectos de la colombianidad de una manera tan original como entretenida y terrible.
BL: Tu trabajo de escritura incluye la crónica, por ejemplo, la crónica “Un norte para contar” fue premiado en un concurso el 2018 ¿Cuan diferente es para ti escribir una crónica y una narración literaria?
JO: Esa es una pregunta que he tratado de resolver durante mucho tiempo. En eso me ha ayudado la teoría cuentística. Soy devoto de Cortázar y de Piglia, leyendo sus escritos al respecto me he dado cuenta de que, aunque hacer crónicas o cuentos sea lo mismo, narrar una historia, en la parte de la crónica privilegio el contenido periodístico y me permito salirme de la narración para incluir datos investigativos y periodísticos, mientras que considero que el cuento tiene esa exigencia de ser esférica como lo dice Cortázar, que todo debe girar alrededor de un eje y que se debe tener cuidado de no escribir algo que pueda dispersar de la intención original del texto. Para tratar de condensar, en la crónica privilegio lo que pueda considerarse periodístico, mientras que en el cuento me concentro en llevar la historia a una conclusión satisfactoria.
BL: En tu libro de cuentos “Martir” (Ediciones Exilio 2019) escribes sobre hechos cotidianos que tienen un giro hacia o irreal ¿Qué escritores/as han influenciado tu estilo de escribir?

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